16.7.12

Y llegas en el ocaso,
dibujas tu nombre en líneas,
caminas a paso lento,
me miras hasta mi sombra,
agarras mis manos tibias,
y en tu cintura camino,
ya tu vestido se arruga,
y quedas como una diosa,
vestida de traje y nada,
ya tus montañas me miran,
ya tus caderas tiritan,
estas parada en tu furia,
como bebiendo mi sed,
hambrienta ya de mi piel,
estas tendida en la alcoba,
moviendo tu abecedario,
gritando a los cuatro vientos,
que este gemido es tuyo,
y tus entrañas son fuego,
me llamas como sufriendo,
al ver que este día tiembla,
de sentir tanta dulzura,
en la cañada de tu vientre,
en esos picos que enduran,
y las montañas se agitan,
y tu pradera palpita,
me envuelves con tu delicia,
me agito como un potro,
cabalgo como en el prado,
tirando mi cana al viento,
porque ahora soy tuyo,
en este grito que es sangre,
que viene como una rosa,
y se desata la estrofa,
se hace el verso gigante
te miro allá en el cielo,
porque el día fue tuyo,
sacando jugo a tu centro,
por obra de este amor,
se aprieta hasta el silencio
somos gigantes al suspirar.








*Betzabé*