Soy toda tuya,
Desde ayer, desde entonces
Desde siempre,
En cualquier instante,
En cualquier noche estrellada.
Si lo reconozco sin duda,
Soy toda tuya, tan tuya,
Que sudo en tu cuerpo
Convirtiendo tu piel morena,
En la ropa de seda fina,
Que tanto me gusta poseer.
Si que tanto me gusta hacer mía,
Hacer de tu piel y tu cuerpo,
Mi inquietante seducción,
Perdiéndome en embriaguez salvaje
En la geografía de tu masculinidad,
Perfecta, deliciosa,
Y natural
Tan natural…
Que me cautiva.
Me haces celosa de tus manos,
Consumiendo mis senos,
Irguiendo mis pezones
Con la sabia de tu lengua orgullosa,
Esa lengua que atraviesa mi cuerpo,
Desde abajo hasta arriba,
Desde adentro hacia fuera,
Comiendo de mí a su libre antojo.
Me sientes vibrante entre tus brazos,
Y me acomodas en tu cuerpo,
Para mecerte conmigo,
En ir, venir…
Contigo…
Dentro, mas dentro
Mientras en ti me entrego.
Y jadeamos unidos,
Anclados…
Tú conmigo en mi cuerpo,
Yo en ti, en tu sexo,
Resbalando las manos entre la piel
Desgarrando los poros en los suspiros,
Mientras susurras quedo y delicioso,
MIA…
MIA…
Y yo...
Solo respondo en un suave aliento,
TUYA…
TUYA…
Y sin nada,
Más que la naturaleza del cuerpo,
De placeres e instintos,
Bailamos juntos,
Este tango fugaz de emociones agitadas
Desnudos,
Tan desnudos…
Que solo queda de nosotros un gemido,
Un beso,
Ahogados en la garganta,
Que desvalijo,
Tu cuerpo y me lleno de la sed,
De sentirte en mi fondo,
Conquistando mi virginidad,
Llegándote…
En mí…
Dentro.
Penetrando mi piel,
Deslizándote conquistador en mi cuerpo,
Destrozando con tus manos,
Mi desnudes,
Que ya te pertenece
Desde la noche hasta el alba.
Rompiendo con el fuego de ambos,
El silencio del amor casi pagano,
En un día como aquel,
Un día como ayer…
De extravagantes horas,
Mientras me llevas al idilio de la gloria,
De saberte mío,
Mío…
Mientras en ti me entrego.
Ya te pedí perdón.
-
s
Henri Gervex (1852-1929)
Ya te pedí perdón, ¿qué más deseas…? ¿Que me arrastre, que pene, que
suplique…? ¿Que te llore mi error, que magnifique lo que...